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Las Joyas del Libertador: La Medalla de Ayacucho

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Las Joyas del Libertador: La Medalla de Ayacucho por Víctor Torrealba
Después de la batalla de Ayacucho el 9 de Diciembre de 1824, la cual selló la independencia del Perú del imperio español, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre reciben múltiples honores del digno pueblo peruano, entre los más elevados, los títulos de Libertador y Gran Mariscal de Ayacucho, respectivamente y uno entre tantos honores fue esta medalla.

La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio colonial español en América del sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho en Perú, el 9 de diciembre de 1824.

El Libertador, en su carácter de Presidente de La Gran Colombia, fue impedido por el Congreso de dirigir las tropas, invocando la ley del 28 de julio de ese año, la cual no permitía a un presidente estar «guerreando» en otros países, por ello Bolívar le cedió el mando al general Antonio José de Sucre. Fue por esto que Sucre dirigió la batalla de Ayacucho y no Bolívar.

Sucre comandando un ejército de 5.780 soldados derrotó a mas de 9.000 soldados realistas al mando del Virrey La Serna y de su Jefe de Estado Mayor José Canterac, quien fue el que firmó la Capitulación por estar herido el Virrey La Serna.

Después de la batalla de Ayacucho todos los integrantes del ejército patriota fueron ascendidos en sus cargos y se les otorgó la Condecoración de Ayacucho; a los generales les dieron la Medalla de Ayacucho. Al Libertador y a Sucre les dieron unas medallas diferentes a las de los otros generales. La comprende una medalla de oro con el escudo de la ciudad de Sucre, y la inscripción de «AYACUCHO» y una corona de laureles de diamantes que lo rodea.

La Medalla de Ayacucho impuesta a Bolívar lo acompaño, durante toda la gesta independentista hasta su muerte en 1830. Esta condecoración fue utilizada por Antonio Guzmán Blanco durante años, y posteriormente la donó al Museo Nacional. Actualmente reposa en las Bóvedas del Banco Central de Venezuela con otras joyas del Libertador.