Lucha entre monedas: Cuando la mala moneda saca a la buena de circulación

monedaviejanueva copia

En economía hay una máxima que indica que todos nos comportamos en la vida diaria como si supiéramos de esta ciencia, aunque nunca hayamos estudiado nada acerca de ella; la razón es porque al fin y al cabo todas nuestras decisiones las tomamos racionalmente, buscando nuestro máximo beneficio, incluso si de hacer el bien se trata (un regalo que hagamos oculta en el fondo un interés de nuestra parte, aunque nos cueste admitirlo).
En el mundo de las monedas un comportamiento racional de los agentes económicos los lleva a despreciar la “moneda mala” (billetes en mal estado, monedas feas, con aleaciones de poco valor o adulteradas) manteniéndolas en el circuito económico y guardar para sí, en sus casas, la “moneda buena”, aunque ambas compren lo mismo, es decir, su valor real para la economía expresado en los bienes y servicios que se pueden obtener con ellas no las diferencian.
Dicho comportamiento es descrito en la llamada Ley de Gresham (la misma fue postulada por el inglés Thomas Gresham por allá en el Siglo XVI) y dice con sencillez: “la moneda mala saca de circulación a la moneda buena”, pero recordemos que las verdades más contundentes son las más sencillas a la vez.

En principio la ley se refería a comportamientos observados con monedas de aleaciones metálicas diferentes, con denominaciones iguales: Las monedas de plata se guardaban y quedaban en circulación las de níquel o cobre.

Pero aún hoy es válida cuando se trata de monedas de distintos países (si circularan dólares y bolívares libremente ¿Cuál mantendrías en tus bolsillos?) o también es válida con los billetes y monedas de un mismo país cuando se deterioran, generalmente nos entregan como cambio los billetes más “feos” y en la primera oportunidad que tenemos pagamos con ellos guardando en nuestra billetera aquellos billetes y monedas recién salidos del banco con ese olor tan maravilloso y ese brillo tan espectacular.