
Como definimos en un anterior artículo:
Un fondo buitre, es un fondo de capital de riesgo. Especializado en negociar, en el mercado secundario de deuda, bonos de países o empresas, al borde del default o la quiebra.
¿Está Venezuela en la mira de los fondos buitre?
Nuestro país, atraviesa la peor crisis de su historia. Quizá, el nuestro, sea uno de los episodios más tristes, que haya vivido cualquier nación en el continente.
La crisis venezolana va más allá de las variables económicas, de por sí catastróficas. Se trata de una situación de inestabilidad e incertidumbre, nacida del conflicto político, sin solución clara a corto plazo. Una de las consecuencias más alarmantes de este escenario de enfrentamientos, es la precariedad institucional del Estado.
Se reclama al gobierno del presidente Nicolás Maduro, tener avasallados a importantes entes de gobierno, en teoría independientes. Desde el Poder Judicial al Banco Central de Venezuela (BCV); pasando por el Consejo Nacional Electoral (CNE) o la Contraloría General de la República. Todos ellos, han claudicado ante las exigencias del Poder Ejecutivo. Haciendo que, en nuestro país, se dude de la existencia de un verdadero Estado de Derecho, incluso de una democracia.
El único contrapeso institucional, renuente a someterse al Ejecutivo, es la Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora. Ante esta muestra de autonomía, la respuesta del gobierno ha sido desconocer al Poder Legislativo. E incluso, cambiar la Constitución, al convocar, sin cumplir con el procedimiento establecido, una Asamblea Nacional Constituyente.
Una secuela de este desvío autoritario, es afectar las negociaciones de deuda externa, aspecto muy importante para toda economía. Sobre todo, para un país cuyos ingresos en divisas dependen de un solo producto, el petróleo. El mismo, provee alrededor de 90 % de ingresos externos, pero su precio muestra un comportamiento a la baja en los últimos años. Este descenso de los precios del crudo, las escasas Reservas Internacionales, las obligaciones de deuda por vencer y la vocación importadora de la economía; obligan a nuestro país a recurrir a financiamiento externo.
Es normal entonces, en escenarios como estos:
• Solicitar créditos a los organismos multilaterales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
• Solicitar créditos a la banca privada internacional.
• Realizar asociaciones con otras empresas, nacionales o extranjeras, para invertir en sectores que puedan beneficiar a todas las partes.
• Refinanciar la deuda externa, para mejorar los plazos y las condiciones de pago.
Pero, en todos estos casos, el Poder Ejecutivo debería informar, y ser autorizado, por el Legislativo, para concretar los acuerdos. Al no hacerlo, los organismos financieros multilaterales y la banca internacional, estarían renuentes a desembolsar dinero a Venezuela. El desmantelamiento de las instituciones del Estado, hacen dudosa la legalidad de este tipo de contratos, por lo que muy pocos estarían dispuestos a asumir el riesgo. Sólo algunas firmas privadas se aventurarían, pero a un precio muy alto para las futuras generaciones.
Venezuela conjuga, en su historial de crédito, una excelente reputación de pago puntual con una incertidumbre superlativa. Incluso en tiempos de “revolución”, nuestro país, ha sido un buen pagador.
Sin embargo, la posibilidad de incumplimiento de los compromisos crediticios, ha estado latente desde hace ya algunos años. Esto ha empujado a la baja la cotización de los bonos de la deuda, en los mercados internacionales. Dado el incremento del riesgo país de Venezuela, los más cautelosos tenedores de títulos, estarían dispuestos a transarlos en el mercado secundario, aun con descuentos considerables. Aparecen aquí los fondos buitre, comprando a precios muy bajos, una deuda que intentarán cobrar íntegramente, llegado el momento.
En este sentido, en abril de 2017, el diputado de la AN, economista José Guerra, denunció una operación catalogada como un “daño al patrimonio” de la nación. En la misma, se habrían negociado bonos de la deuda venezolana, por un monto de 1.450 millones de dólares, con un descuento del 68 %. Es decir, el Estado, habría recibido sólo la cantidad de 400 millones de dólares (32 dólares, por cada 100 que se compromete a pagar). La operación, realizada con el fondo de inversión Fintech Advisory, buscaba recursos para honrar los compromisos de deuda próxima a vencer.
Fintech Advisory, ya ha financiado a otros países en crisis, como Argentina y Grecia. Venezuela recurre a él, ante la negativa de desembolsos, de otras instituciones más conservadoras. No es necesario que, expresamente, los entes financieros internacionales digan que no están dispuestos a prestarle dinero a Venezuela. Al haber pactado con Fintech Advisory, nos damos por enterados de muy buena fuente.
Lamentablemente, la imperiosa necesidad del Estado venezolano, por acceder a recursos económicos, lo hace vulnerable a las condiciones impuestas, por quienes estén dispuestos a prestarle.
En realidad, un fondo buitre no es bueno ni malo
Así como el ave carroñera cumple una función en el ecosistema; los buitres, en la economía, también tienen un lugar. Los primeros, limpian la naturaleza de cadáveres descompuestos, que pudieran generar enfermedades. Los segundos, ofrecen recursos a quienes nadie más prestaría. Dichos recursos, bien empleados, pueden salvar a una empresa en quiebra o a un país al borde del default.
No existe una lista de fondos buitres. La conducta de las firmas, al momento de prestar dinero, en cuanto a las condiciones y garantías, es lo que permite catalogarlos como tal.
Los fondos buitres, pueden prestarles dinero directamente a los países necesitados (como el caso denunciado por el diputado Guerra). O pueden, y es lo más común, aprovechar el desplome de los bonos, en el mercado secundario de deuda. Esperando obtener, de su arriesgada apuesta, buenos rendimientos. En este segundo proceder, actúan sigilosamente, incluso sin que el dueño de los bonos lo sepa. Hasta el momento en que reclaman el pago de su dinero, por el valor facial del bono, a la fecha de su vencimiento. En caso de no obtener el desembolso, el paso siguiente es recurrir a tribunales internacionales, donde generalmente obtienen sentencias favorables. No se descarta, en última instancia, lograr acuerdos ventajosos con el deudor.
¿Son buitres los que actualmente prestan dinero a Venezuela?
De acuerdo a la Constitución Bolivariana, la AN debe avalar los acuerdos del Ejecutivo, relacionados con el endeudamiento del país. Este procedimiento constitucional, está siendo obviado por el gobierno nacional, en las recientes operaciones de crédito. Sin embargo, habría algunas firmas dispuestas a mirar a otro lado, y conceder préstamos al gobierno venezolano. Como no hay almuerzo gratis, para ello, reclamarían una recompensa adicional por el “favor”.
Desde el mismo momento en que nuestro país dejó de contratar deuda externa por la vía constitucional, ha sido apartado del sistema financiero tradicional. Cualquier empresa que sea indiferente a esta irregular conducta, por parte del gobierno, y que además cobre por ello un interés superior a lo que indica el mercado, es sospechoso de ser un fondo buitre. En el caso de Fintech Advisory ¿Qué podemos pensar de una empresa que desembolsa centenas de millones de dólares, en diferentes países del mundo, y no tiene una página web?
¿Es un buen negocio “invertir” en Venezuela para un fondo buitre?
Nuestro país, durante los gobiernos “socialistas” de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ha sido respetuoso de sus compromisos. Entonces, los acreedores podrían pensar que, al momento de un cambio de gobierno, lo continuará siendo.
Asimismo, parece ser una apuesta segura, a medio y largo plazo, prestar dinero a quien cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo. Sin duda, 300.000 millones de barriles de crudo, sobre los que flota nuestro futuro económico, son una buena garantía para los que se arriesgan a prestarnos hoy.
Por lo tanto, arriesgarse a comprar hoy, a un precio muy por debajo de su valor facial, bonos de la deuda venezolana, puede ser una apuesta que estén dispuestos a hacer aquellos con la paciencia y el dinero suficientes: Los fondos buitre.